Demencia, más que un mito

El tiempo se vuelve imperceptible, pero al mismo tiempo es como viajar de vuelta al inicio de nuestra vida: al olvidar lo que hemos aprendido, volvemos a ser como éramos antes de aprenderlo, nos metemos en un especie de viaje en el tiempo en el que en cuestión de minutos puedo regresar a cualquier etapa de mi vida.

Debe quedar muy claro que la demencia no ocurre de la noche a la mañana. Por el contrario, es un proceso muy largo. Un deterioro cognitivo leve se manifiesta como desorientación, trastornos en el sueño y también en el estado de ánimo. Cuando existe un proceso de deterioro cognitivo que apenas comienza, es muy fácil confundirlo con depresión o un deseo de aislarse.

También debemos mencionar que no hay un solo tipo de demencia y que muchos factores se conjuntan, por lo que su manejo siempre es interdisciplinario.

La demencia tiene importantes implicaciones sociales, ya que los adultos mayores que lpadecen tienen un alto riesgo de abandono.

Para resumir – La demencia no es un proceso normal. – Se manifiesta como un desaprender lo aprendido a lo largo de la vida. – Es un proceso largo que comienza con signos leves. – En un principio, es fácil confundirla con depresión. – La demencia implica un alto riesgo de abandono.

¿Hay personas que están en mayor riesgo de padecer demencia?

Puesto que hay varios tipos de demencia, y se trata de un proceso muy complejo, no existe una sola causa de la demencia. Sin embargo, sí se han detectado varios factores de riesgo. Siempre vale la pena aclarar que “factor de riesgo” no quiere decir necesariamente causa.

Puesto que estos factores de riesgo, a su vez, también están asociados con una gran diversidad de factores socioculturales, también observamos que la demencia se presenta más entre ciertas razas, niveles socioeconómicos y también en distintas ocupaciones.

También está el efecto contrario, es decir, poblaciones que tienen un menor riesgo de demencia. Puedo pensar en las personas de Okinawa, una isla en el sur de Japón. Los okinawenses son famosos por su longevidad. Pero, además de vivir muchos años, envejecen libres de demencia. Lo que caracteriza su estilo de vida es su dieta, que hacen ejercicio toda la vida y que tienen conexiones muy fuertes con su tierra y su comunidad.

¿Cómo se diagnostica?

Dar un diagnóstico de demencia es muy difícil, y rara vez se logra un diagnóstico definitivo. Sin embargo, podemos apoyarnos en la evaluación médica del paciente y de su cognición.

Nos podemos apoyar también en herramientas de imagen, como tomografías computarizadas, pero, en la práctica clínica en México, esto no siempre es posible.

Una dificultad al momento de diagnosticar la demencia es que muchos factores pueden enmascarar el proceso.

Digo que el diagnóstico definitivo rara vez se logra porque para ello necesitaríamos una biopsia del cerebro. Pocas veces lo hacemos post mortem, es decir, una vez que ha muerto el paciente. Este tipo de diagnóstico cae más en el terreno de la investigación.

¿Qué tipos de demencia existen?

Voy a mencionar sólo las más importantes:

Demencia mixta

Es el tipo de demencia más común en México. Es cuando hay varias causas o tipos de demencia que están actuando en conjunto. ¡Hace falta mucha investigación en nuestro país!

Enfermedad de Alzheimer

Es un tipo de demencia que va en aumento, y es el tipo más común en otros países como Estados Unidos. Se caracteriza por la pérdida de la memoria a corto plazo, al inicio de la enfermedad. Conforme avanza, también se olvidan cosas que ocurrieron hace mucho.

Demencia vascular

Cuando existe un aneurisma, o cualquier otro problema que impida que suficiente sangre llegue al cerebro, los síntomas son muy similares a los de la demencia. Enfermedades como la diabetes y la hipertensión, que afectan la circulación, pueden agravar este tipo de demencia.

Un punto muy importante que me gustaría transmitirles es que pocas demencias son genéticas puras. Es decir, sí hay un factor hereditario, pero mucho se puede atribuir a nuestro hábitos y estilo de vida. Esto es positivo, ya que podemos dejar de fumar, por ejemplo, pero no podemos cambiar nuestros genes.

¿Cómo se trata la demencia?

La demencia no se puede curar y no hay un tratamiento específico. Aunque algunas demencias sí tienen una causa específica (como las vasculares), hay que entender que una vez que hay daño a nivel de sistema nervioso central, ya es muy difícil que se recupere.

Formas de manejarla

Lo primero es controlar las comorbilidades, es decir, aquellas enfermedades y malos hábitos que sólo agravan la situación. Me refiero al alcoholismo, la diabetes, los triglicéridos elevados, la hipertensión, etcétera.

El paso dos es establecer las medidas no farmacológicas. Es muy importante manejar la dieta, el ejercicio y la movilidad. Además, yo insisto mucho con mis pacientes en la estimulación cognitiva: que aprendan otro idioma, que aprendan a tocar un instrumento musical, que participen en su vida familiar y comunitaria.

Respecto al ejercicio, es muy común toparse con resistencia: “es que ya no puede”, “es que ya está en la cama”. Pues bien, ¡hay ejercicios que se pueden hacer incluso en la cama! Tenemos que entender que el desenlace de la demencia es la postración.

El tercer paso en el manejo de la demencia son las medidas farmacológicas. No hay un medicamento que pueda detener —y mucho menos revertir— un proceso de demencia. Existen fármacos llamados “antidemenciales”, como la memantina, que pueden estabilizar a pacientes en las fases moderadas y avanzadas de la enfermedad. Como las demencias no suelen ser “puras”, a veces hay otro problema al mismo tiempo. Estos pacientes pueden mostrar agresividad o estar hiperalertas. Estos casos sí necesitan un manejo farmacológico adicional.

Muchas veces, los familiares quieren que todo se solucione con el medicamento. Pero debemos insistir que los fármacos son sólo una parte del manejo de la demencia.

¿Cómo hablar de demencia con nuestros seres queridos?

Antes que nada, tenemos que insistir que se habla muy poco sobre salud mental. Normalizamos los olvidos, decimos “ya está viejito” y nos sacudimos el problema o incluso pensamos que lo hacen adrede.

Lo primero que tenemos que entender, tanto familiares como el paciente, es que la demencia no es normal. La demencia no es parte de la persona, se trata de una enfermedad. Lo más difícil es asimilar que las conductas anormales son parte de una enfermedad. Muchas veces, los cuidadores se toman de manera personal los olvidos o los desconocimientos; llegan a creer que el adulto mayor lo hace de manera intencional cuando en la realidad se trata de una enfermedad.

El adulto mayor tiene que saber que la evolución de la demencia puede conducir desde algo leve hasta la dependencia total. Esto es muy duro para ellos, pero tienen que entender que, a pesar del tratamiento, la enfermedad va a progresar y que será muy difícil en las fases avanzadas. A veces, se requiere del apoyo de tanatología.

Muchas veces, tanto pacientes como familiares creen que haciendo más van a lograr detener la enfermedad y recurren a todo tipo de medidas invasivas. Aquí debemos insistir que el objetivo debe ser la calidad de vida.

Así pues, siempre respetando los deseos de la persona, hay que buscar calidad de vida y mientras menos medidas invasivas, mejor.

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Agradecemos al Dra. Gloria su valioso tiempo y que haya compartido sus conocimientos con nosotros.