La salud en la tercera edad puede ser un verdadero reto para muchas personas, y es que, inevitablemente, el cuerpo cambia, la mente no funciona tan rápido y algunas dolencias pueden ser constantes, lo que puede propiciar estados de depresión. Además de lo antes dicho, la movilidad gana relevancia, ya que puede afectar en gran medida la calidad de vida de un adulto mayor.
Las sillas de ruedas representan una solución práctica para los abuelos que necesitan de un apoyo para movilizarse, pero, ¿qué tanto le afectan emocionalmente? En Abuelo Cómodo te contamos sobre la depresión y la libertad que puede generar una silla de ruedas en su día a día.
Superando emociones negativas y alejando la depresión
Un adulto mayor puede sentirse avergonzado o resentido por tener que depender de una silla de ruedas para desplazarse, lo que podría llevar a un estado depresivo.
Es importante reconocer que estas emociones son normales, pero que es importante trabajar en ellas para sobreponerse y ver las cosas desde otro punto de vista.
Para ello, de ser necesario, debemos buscar ayuda profesional. Los cuadros depresivos pueden desarrollarse rápidamente y propiciar otras complicaciones de salud.
Si has notado que el adulto mayor que tienes a tu cargo está iniciando algún proceso depresivo, no debes esperar para contactar con personal de salud calificado para tratar estos casos. Hay instituciones que pueden acompañarte en este proceso. Puedes solicitar apoyo al Centro Integral de Salud Mental de México, haciendo clic aquí.
Libertad y autonomía en el adulto mayor: el poder de una silla de ruedas de calidad
Por otro lado, las sillas de ruedas también pueden ser una herramienta para la libertad. Al contar con una de calidad, el adulto mayor puede sentir que recibe una buena dosis de autonomía en lo que refiere a su desplazamiento.
Esto puede permitirle mantener su independencia, mejorar sus relaciones sociales y también prevenir la aparición de enfermedades como la osteoporosis, ya que estarán en movimiento constante.
Precauciones y seguridad: garantizando el bienestar
La elección de una silla de ruedas adecuada va más allá de la simple comodidad; es una cuestión de seguridad y bienestar para nuestro adulto mayor. Asegurarnos de que la silla seleccionada sea robusta y fácil de maniobrar es esencial para proporcionarles la movilidad que necesitan sin comprometer su seguridad.
Una silla de ruedas resistente es la base de la independencia de nuestro ser querido. La facilidad de maniobra no solo facilita la navegación en diversos entornos, sino que también reduce el riesgo de accidentes y lesiones. Cada paseo debería ser una experiencia sin preocupaciones, y una silla bien diseñada es la clave para lograrlo.
La seguridad no solo se trata de la calidad de la silla, sino también de la correcta instrucción para su uso. Proporcionar al adulto mayor una guía detallada sobre cómo utilizar la silla de ruedas de manera adecuada es crucial. Además, ofrecer recomendaciones para prevenir lesiones y caídas es una medida preventiva invaluable.
La postura erguida es fundamental para evitar complicaciones como úlceras por presión. Cuando un adulto mayor no puede mantenerse correctamente en la silla, se incrementa el riesgo de deslizamientos que pueden resultar perjudiciales para su piel. Inculcar la importancia de mantener una postura adecuada no solo es un recordatorio de la necesidad de autocuidado, sino también una medida preventiva contra posibles complicaciones de salud.
Con la pechera de Abuelo Cómodo,
un adulto mayor se puede mantener erguido en su silla de ruedas.
Es cómoda, segura y fácil de ajustar, ¿no la conoces?
Te la presentamos aquí en este enlace.
Salir y disfrutar: fomentando la socialización y el bienestar emocional del adulto mayor
En la etapa dorada de la vida, es esencial fomentar la conexión y el bienestar de nuestro querido adulto mayor que utiliza sillas de ruedas. Romper las barreras del aislamiento es fundamental, y este dispositivo de movilidad se convierte en un aliado invaluable para abrir las puertas a un mundo lleno de experiencias gratificantes.
Imagina la libertad que brinda poder explorar el entorno exterior, sentir la brisa fresca en el rostro y disfrutar de la belleza de un parque. La silla de ruedas no solo proporciona movilidad, sino que también es el medio para reavivar los lazos sociales. Invitar a nuestro adulto mayor a salir a la calle no solo mejora su salud física, sino que también nutre su bienestar emocional.
Pasear por el parque se convierte en una oportunidad para la reflexión tranquila o para compartir risas y conversaciones con amigos cercanos. Visitar a familiares y amigos adquiere una nueva dimensión, creando lazos más fuertes y momentos preciosos. Además, alentarlos a participar en actividades que les apasionen, ya sea un club de lectura, clases de arte o cualquier otra actividad de su elección, contribuye a mantener viva su chispa interior.
Apoyo, empatía y paciencia con el adulto mayor
Las sillas de ruedas pueden generar tanto depresión como libertad en el adulto mayor que la utiliza. Es crucial dejar a un lado el estigma que se tiene sobre su uso y verlas como una herramienta útil para garantizar la movilidad y la independencia de nuestros abuelos.
Brindar apoyo constante es esencial y para eso debemos capacitarnos. Aprender cómo ayudar a un adulto mayor a levantarse de una silla de ruedas es una habilidad fundamental. Aquí te dejamos un video explicativo inicial para ayudarte en esa formación.
Al ofrecerles las herramientas necesarias para un manejo adecuado de la silla de ruedas, así como promoviendo su uso para salir a la calle y disfrutar del mundo, podemos garantizar una mejor calidad de vida para nuestros seres queridos. Juntos podemos virar positivamente la percepción que se tiene el adulto mayor sobre este dispositivo de movilidad y hacer énfasis en la autonomía que puede recuperar con su empleo sin poner en riesgo su integridad.
No olvidemos que la empatía y la paciencia son clave para apoyar a los adultos mayores en este proceso de adaptación.
Amor y paciencia con el adulto mayor son las herramientas esenciales de nuestra labor como cuidadores.